Arturo Castro Rocha, Sylvia Patricia Fernández Pavía, Pedro Osuna Ávila
En México, al igual que en el resto del mundo, la marchitez del chile producida por P. capsici es un problema grave para los productores de esta hortaliza. Se ha reportado su presencia en el norte-centro del país en los estados de Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Morelos y Estado de México, al sur del estado de Chihuahua donde mostró una gran severidad contra el chile tipo jalapeño y al sur del país en el
estado de Oaxaca incidiendo sobre cultivos de “chile de agua” y en el estado de Guerrero. Se ha reportado que el grado de patogenicidad de los aislados de P. capsici no sigue un patrón definido de distribución y que aislados con diferentes grados de patogenicidad conviven en el mismo espacio.
Conociendo al enemigo: ¿Qué son los Oomycetes?
Los Oomycetes son un grupo diverso de organismos eucariotas con una amplia
distribución. Colonizan montañas, desiertos, ambientes acuáticos y hasta la Antártica.
Sin embargo, se conoce poco sobre ellos. Este grupo de organismos miceliales
pertenecen al reino Stramenopila, que representan una línea evolutiva única y distante
de los hongos verdaderos. El carácter unificador del Reino Stramenopila es el flagelo
anterior de tipo oropel, el cual porta dos filas de vellosidades tubulares tripartitas y que
está presente en el aparato flagelar heteroconto de las zoosporas.
Una característica común de todos los Oomycetes es su habilidad para absorber
nutrientes directamente (osmótrofos), motivo por el cual se agrupaban con los hongos
verdaderos, con los cuales comparten varias características tales como el desarrollo de
hifas y la dispersión por medio de esporas mitóticamente formadas.
Sin embargo, además de dispersarse por medio de zoosporas y de producir oosporas
sexuales con paredes celulares gruesas, poseen otras características tales como
celulosa (â-1.4-glucano) en sus paredes celulares, diploidía vegetativa, flagelos
heterocontos, crestas mitocondriales tubulares y, en el caso de las especies del género
Phytophthora, la falta de epoxidación del escualeno para la síntesis de esteroles, que
los distinguen de los hongos verdaderos.
Filogenéticamente, están relacionados a las algas heterocontas tales como las crisofitas
y las diatomeas. Varios grupos de Oomycetes han evolucionado en patógenos
altamente adaptados afectando organismos en Reinos eucariotas tan diversos como los
Alveolata, Animalia, Mycota, Stramenipila y Plantae. La mayoría de los Oomycetes son
parásitos de plantas, y algunas especies ocasionan enfermedades en plantas de
importancia económica.
La interacción planta-oomycete: ¿Cómo funciona?
El género Phytophthora actualmente se clasifica dentro de la división Oomycota, en el
orden Perenosporales y la familia Phythiaceae. Es aceptado que el género
Phytophthora ocupa una posición intermedia entre los géneros más primitivos de
Oomycetes como Saprolegnia, Achlya y Dictyuchus, entre otros, los cuales son
saprófitos, acuáticos y productores de zooesporangios, y los géneros más “avanzados”,
Albugo, Peronospora y Bremia, que son fitopatógenos obligados.
La mayoría de las especies de Phytophthora son invasoras primarias de tejidos sanos
de plantas con capacidad saprofítica limitada, muchas de las cuales son responsables
de enfermedades de hortalizas de importancia económica o causantes de daños a las comunidades vegetales de los ecosistemas naturales.
P. capsici ataca solanáceas como chile, tomate y berenjena, y cucurbitáceas como
pepino, calabaza, y melón, alrededor del mundo. Más de 50 especies de plantas han sido identificadas como hospederas de este oomycete. Recientemente, se le ha encontrado atacando cultivos de habas (Vicia faba) y habichuelas (Phaseolus lunatus),
plantas que previamente se había demostrado no eran hospedantes viables de este
patógeno.
En muchas áreas, las epidemias más graves ocurren durante los meses cálidos y en la
época de lluvias, factores ambientales que favorecen el desarrollo de este oomycete.
Este patógeno es responsable de grandes pérdidas a nivel mundial. En muchas partes
del mundo, P. capsici es el factor limitante de producción vegetal más importante,
actualmente, se le considera el factor fitosanitario más importante en la producción de
chile, ya que este patógeno puede producir pérdidas hasta del 80% en la producción en
los campos de este cultivo.
Aunque se han hecho esfuerzos por desarrollar estrategias novedosas de manejo de
este patógeno, actualmente no existen medidas de control que puedan proteger
completamente a un cultivo susceptible cuando las condiciones ambientales como
humedad y temperatura, son favorables. P. capsici es difícil de controlar debido a que
puede causar múltiples síndromes al infectar las raíces, follaje y frutos del chile.
El control de este fitopatógeno requiere del uso de prácticas culturales, fungicidas,
fumigantes, agentes biológicos y de variedades resistentes, todos como parte de un
programa de manejo integrado. Si bien, los métodos de control cultural, incluyendo la
rotación de cultivos, no han resultado ser efectivos debido a la resistencia de las
oosporas de este patógeno a la desecación, a las bajas temperaturas y a otras
condiciones ambientales desfavorables, así como a su capacidad para sobrevivir en el
suelo durante años aún en la ausencia de plantas hospederas.
El control químico es poco efectivo en los cultivos de chile. La resistencia o tolerancia
de P. capsici a diversos fungicidas ha sido reportada tanto en el laboratorio como en
condiciones de campo. Las estrategias alternativas, tales como el uso de cultivares
genéticamente resistentes, prometen ser las más redituables y amigables con el
ambiente. Sin olvidar que periodos prolongados de incubación o altas concentraciones
de inóculo de P. capsici pueden sobreponerse a la resistencia, resultando en la
manifestación de síntomas en algunas plantas resistentes.
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